Se inicia un nuevo curso y muchos niños y niñas comienzan a ir a la escuela infantil, lo que supone para el niño un cambio importante ya que implica la separación por unas horas, del mundo familiar donde se siente seguro y protegido. Pero este periodo no significa sólo encontrarse en un espacio diferente, además conocerá a otros adultos y a otros niños y niñas con los que deberá relacionarse, adecuarse a otros ritmos, rutinas, horarios, etc.
El periodo de adaptación es por tanto el tiempo que tarda el niño en asimilar los cambios producidos en el ambiente hasta llegar a acomodarse a él. En este periodo intervienen tres elementos: el niño, la educadora y la familia.
El niño
Es el principal creador de su adaptación al nuevo entorno. Es èl quien de forma personal y voluntaria tiene que conquistar el reto que se le presenta. Los cambios que se producen en esta etapa pueden comportar reacciones diferentes:
La educadora
También debe prepararse para la adaptación al nuevo grupo. Ha de mostrarse paciente, tratar individualmente a los niños y establecer rutinas que permitan a estos anticipar que deben hacer, y sobre todo crear un clima de seguridad y un vinculo afectivo con el niño, lo que le ayudará a sentirse más seguro y confiado.
Los padres
La entrada del niño a la escuela infantil puede hacer surgir en los padres sentmientos contradictorios: miedos, dudas, desconfianza, etc. Que ha menudo les lleva a sentirse culpables por la decisión de llevar al niño a la escuela infantil. Estos sentimientos son captados por el niño, que los vivirá como una confirmación de lo que èl siente, haciendose más problematica la adaptación.
Orientaciones que pueden ayudar
Todas y cada una de estas reacciones son totalmente normales, por eso es tan importante el periodo de adaptación.
- Activas como: lloros, miedos, reacciones agresivas, regresiones conductuales, vómitos, etc
- Pasivas como: inseguridad, rechazo, desconfianza, etc.
La educadora
Los padres
La entrada del niño a la escuela infantil puede hacer surgir en los padres sentmientos contradictorios: miedos, dudas, desconfianza, etc. Que ha menudo les lleva a sentirse culpables por la decisión de llevar al niño a la escuela infantil. Estos sentimientos son captados por el niño, que los vivirá como una confirmación de lo que èl siente, haciendose más problematica la adaptación.
Orientaciones que pueden ayudar
- Conocer a la educadora que estará con vuestro hijo, establecer una comunicación fluida y darle vuestra confianza
- Hablar a los niños de la escuela infantil siempre en positivo y nunca amenazarles con ella
- Ir acomodando los ritmos de sueño, los hábitos de alimentación y las pequeñas rutinas que seguirán en la escuela
- La incorporación debe ser paulatina. No es adecuado dejar al niño toda la jornada desde el principio. Respetar el horario establecido por la tutora durante este periodo. Es importante que no falte a la escuela infantil durante la adaptación
- Respetar los horarios de entrada. No engañar al niño, despediros de él cada día recordándole que más tarde vendréis a buscarlos y evitar gestos de preocupación o pena
- Permitir que el niño lleve algún objeto personal que le de seguridad (mantita, chupete, muñeca, etc)
- No introducir cambios en sus rutinas en los días previos a su entrada en la escuela
- Demuéstrale seguridad y confianza, no sólo verbalmente sino con el lenguaje corporal también (contarle lo bien que se lo va a pasar con lagrimas en los ojos, no le va a ayudar
- Mostraros comprensivos ante las posibles reacciones del niño, que son normales, despediros de èl y decirle que volveréis a buscarle. El miedo al abandono es uno de los mayores temores infantiles.
- Confía en las educadores, de esta manera también para ellas será más fácil este difícil periodo
- Deja que se exprese, las sensaciones de pérdida, abandono, inseguridad o miedo que pueda sentir son lógicas y que lo demuestre es muy sano, no hay que impedir que se exprese, aunque sea llorando
- Recordar que el proceso no siempre es constante y puede haber altibajos
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